EL APARECIDO – LAS ANIMAS – EL CUECHE BLANCO
El cura sin cabeza era un relato singular, las esposas lo contaban salpicando de indirectas al cónyuge trasnochador y amante de la botella.
Las ánimas hacían su agosto en noviembre y el guagua auca llorando en los zaguanes con lamento indígena, porque era infiel sin bautizar, guagua para espantar los remordimientos.
El arco iris lavó y lavó la lluvia sus colores hasta hacerlo blanco. Temor de las solteronas era “El Cueche Blanco” cuya exagerada fertilidad embarazaba a toda chica que pasaba debajo de él.
La ánimas no tenían preferencia como los duendes se aparecen a cualquiera. Aprendimos de los viejos experimentados que al encontrarse con una, era aconsejado serenarse y con voz respetuosa preguntar:
Ánima bendita? Eres de esta vida o de la otra?.
Nunca supe si el ánima respondía. Creo que se limitaba a lanzar largos y tupidos suspiros...
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